¿No queremos extranjeros?

Publicado: 17 abril, 2012 en Social
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Era la noche de Navidad y en todas las casas se disponían las familias para celebrar la Nochebuena. De pronto, en el silencio nocturno, se oyó un fuerte ruido en la calle.
Algunas personas se asomaron con miedo a sus ventanas y vieron a un grupo de hombres encapuchados que habían tirado varios adoquines contra el escaparate de una tienda y pintaban con una brocha en la pared: “¡Fuera extranjeros!”…. “España para los españoles”… La tienda era propiedad de un marroquí, que se había instalado en el barrio siete años atrás y vivía en un piso cercano con su mujer y tres hijos que estudiaban en el colegio de aquella barriada.
La gente, muy asustada, corrió las cortinas o cerró sus ventanas. Al poco rato, siguieron con sus preparativos de la cena de Navidad. Nadie se atrevió a llamar a la policía.
Los asaltantes se marcharon tan tranquilos y con grandes risotadas.

Al poco rato, dentro de la tienda se oyeron algunas voces: “¡Vámonos a nuestra tierra!”…decía uno. “Pero ¿te has vuelto loco? ¿Cómo nos vamos a ir?”…contestaba otro. “¿Es que no te das cuenta que aquí no nos quieren?…!Vámonos ahora mismo!”…

Y la tienda empezó a bullir como si fuese un hormiguero. El café se marchó enseguida para Colombia y Brasil, de donde habían venido hace muchísimos años. El té cogió un vuelo charter para la India, Camerún y Ruanda. Los collares de diamantes sacaron vuelo para Sudáfrica, Sierra Leona y el Congo. Los anillos y otras prendas de oro se fueron muy irritados a esos mismos países africanos. El cobre se fue a Chile y el níquel a Nigeria. Las telas de algodón prepararon su pasaporte para Egipto y las de seda para China. Toda la ropa vaquera se largó a EE.UU.
La carne, roja de vergüenza y enfado, hizo sus maletas para Argentina y las bananas para Guatemala, Colombia y Nicaragua. El maíz y las patatas se repartieron por todos los países de Latinoamérica, donde habían nacido sus tatarabuelos. Naranjas, limones y mandarinas se fueron a Extremo Oriente, de donde los habían traído los árabes hace siglos. Los eucaliptos regresaron a Australia y los cipreses a Persia; los tomates a Perú, las berenjenas a la India, los pimientos a Guayana y el maíz a México. El arroz, la alubia, el melocotonero, el tabaco… regresaron para siempre a sus lugares de origen… Y así, poco a poco, cada cosa se marchó a su país de nacimiento. La tienda se iba quedando casi vacía…

La gente del barrio volvió a asomarse a sus ventanas al sentir tanto movimiento en la calle de aquellos extranjeros que se marchaban tan enfadados. Se reían de ellos y se encogían de hombros diciendo: “¡Bueno, que se vayan!… Aquí tenemos de sobra
y nuestras fábricas producen de todo”…

En ese mismo momento, el fuego de sus cocinas se apagó: la comida se estropeó y sus hornos dejaron crudo el pavo, pues el gas se marchó volando a Argelia. Así que tuvieron que pedir urgentemente en todos los hogares una tele-pizza, pero les contestaron que el servicio había quebrado: ¡todas las pizzas se habían ido a Italia sin avisar!

Dispuestas a no quedarse sin la cena navideña, muchas familias cogieron sus coches para ir a algún restaurante que quedase abierto, pero… ¡no había gasolina en sus depósitos ni en las estaciones de servicio!… El petróleo se fue a Venezuela, a Irak y al Golfo Pérsico. Además, los coches habían quedado hechos una birria: el caucho de las ruedas también se había ido a su país y las carrocerías parecían de chicle, pues el aluminio, el hierro, el plástico, etc. ya no estaban tampoco.
¡Vaya Navidad!… Casi desesperados, con mucha hambre y aburridos, unos conectaron el ordenador para pasar el tiempo con un video-juego; otros marcaron mensajes en sus teléfonos móviles. Pero tampoco pudieron hacerlo: nadie sabía que tales mecanismos funcionan con un mineral llamado coltán, que fue el primero en irse al Congo, de donde lo habían traído recientemente. Además, estos utensilios tan modernos ya habían reservado billete para Japón, Taiwán y Tailandia.

¡Bueno, no pasa nada!… Encendamos la chimenea de leña y cantemos “Noche de Paz”… se dijeron unos a otros para animarse. Mas ni siquiera eso pudieron cantar puesto que el villancico había regresado a Austria a vivir en la casa de su compositor.
Entonces, aquella gente de aquel barrio miró con lágrimas de arrepentimiento la pintada en la pared de la tienda: “¡Fuera extranjeros!”… y pensaron que no debieron haber permitido a aquellos brutos hacer tal barbaridad.
Y colorín colorado, ¡ qué bien que las cosas y las personas de distintos lugares del mundo se hayan mezclado !

Autor: Esteban Tabares
Fundación Sevilla Acoge

¿Por qué socialismo?

Publicado: 15 abril, 2012 en Social
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http://www.marxists.org/espanol/einstein/por_que.htm


¿Qué pasa si te digo que NO creo en la Escuela, pero SI en la Educación?
Que quiero aprender, pero no aceptar lo que otros me imponen.
¿Qué pasa si te digo que la Escuela no es tan buena como parece?
Que desde su creación solo dice: repite, ignora y obedece.
Que fue pensada por los mismos que dominan el mundo.
Burócratas, dictadores, banqueros, y nosotros la aceptamos como muchos.
Lo que la Escuela siempre buscó fue moldear a la gente
haciendoles creer que son libres e independientes,
pero lo único que espera de cada niño de la Tierra
es que solo produzca y consuma para sostener este sistema.
¿Qué pasa si te digo que saber no necesariamente es comprender?
Que conocimiento es importante,
pero solo absorver información nos hace más ignorantes.
Comprender es haberlo vivido y experimentado.
Saber es simplemente poder acumularlo.
La Educación sirve para crecer y desarrollarnos,
la Escuela para aprobar el examen y graduarnos como esclavos.
Aprender en libertad es poder elegir que aprendo y descubrir cómo.
La Escuela es repetir lo establecido y acallar quienes somos.
Aprender en libertad es conocerme junto a otros y descubrir la vida.
La Escuela tradicional es negar quien soy y ser lo que otros me exijan.
¿Qué pasa si te digo que la Escuela no piensa en el ser humano?
Porque somos sólo numeros que aprueban o repiten grados.
Donde se desecha a quien no alcanzan el promedio.
Se les castiga y excluye, haciendoles creer que son menos.
Porque solo se dirige a un grupo homogéneo y en masa,
matando las diferencias, sueños y esperanzas.
La verdad es que todos somos genios de chiquitos,
pero la Escuela asfixia a quienes no cumplen sus requisitos.
La verdad es que realmente somos iguales,
porque todos, y absolutamente todos, somos únicos, diversos y especiales.
Educar es aprender juntos a ser humanos,
pero sin un curriculum de un ministro o un tirano.
Educar es verte al espejo, y reconocerte vivo,
mirar a los otros y encontrar lo mismo.
¿Qué pasa si te digo que el eje de la Escuela es el «deber ser»?
Mientras lo que guía a la Educación es crear y «poder ser».
¿Qué pasa si te digo que la Escuela nos enseñó a sobrevivir con miedo?
Y la Educación es realizarnos para ser plenos.

Fuente: http://www.educacionviva.org

Pongamos a la comida primero

Publicado: 7 abril, 2012 en Social

«La pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra» E.Galeano

La pobreza no entiende de fronteras

Publicado: 1 abril, 2012 en Social
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«Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú.»  S.Marcos

Ojos que no ven…

Publicado: 10 marzo, 2012 en Social
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– Víctimas del fascismo desde la transición –

«Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer»  A.Machado

‎»You can tell the condition of a nation by looking at the status of its women» J.Nehru

Las personas curvas…

Publicado: 26 febrero, 2012 en Literatura
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Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas

A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.

(Jesús Lizano)